Os enseño un nuevo trabajo, un encargo para San Valentín.Cierto que con muy poca antelación y la entrega fue una semana después del día clave pero creo que tuvo un golpe de efecto mayor...la sorpresa.
El menú fue elegido minuciosamente, incluída la marca del vino y hasta el pañuelo de la cocinera.Un detalle totalmente personalizado.Y quitando esos elementos dispuse de libertad creativa.
Debajo encontraréis el boceto inicial y podéis ver que, como en el cuento de la cenicienta, la langosta asustada se convirtió en una dócil tortilla.
Y el propósito del encargo era utilizarlo para hacer un delantal muy personal que su dueña luce estupendamante.
El menú fue elegido minuciosamente, incluída la marca del vino y hasta el pañuelo de la cocinera.Un detalle totalmente personalizado.Y quitando esos elementos dispuse de libertad creativa.
Debajo encontraréis el boceto inicial y podéis ver que, como en el cuento de la cenicienta, la langosta asustada se convirtió en una dócil tortilla.
Y el propósito del encargo era utilizarlo para hacer un delantal muy personal que su dueña luce estupendamante.